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Los láser son una tecnología que ha ganado gran protagonismo en los últimos años, no por su descubrimiento, pues este se llevó a cabo alrededor de 1900 y se inició a usar para condiciones de la piel en 1963, si no por su gran desarrollo en los últimos años. En la actualidad, la tecnología detrás de estos dispositivos permite tratar patologías que anteriormente eran complejas de abordar de manera efectiva, casi indolora, ambulatoria y con mínimos riesgos. Es por esto que han cobrado gran popularidad en la consulta y se incluyen en casi todos los protocolos de cuidado de la piel por su gran versatilidad.
Para hablar sobre estos procedimientos, primero se debe entender un poco cómo funcionan. Los láser en general son una fuente de luz que es capaz de penetrar en la piel y tener efectos biológicos específicos gracias a que esa luz se absorbe por cromóforos o moléculas (en la piel la tinta de tatuajes, la hemoglobina o la melanina) y se transforma en energía que permite obtener un resultado sin afectar estructuras subyacentes o haciéndolo mínimamente. Según la manera en cómo entreguen la energía, existen diferentes tipos de dispositivos que tiene un efecto diferente en la piel y por lo tanto tienen unas indicaciones específicas. Se cuenta con dos grandes categorías, primero, los láser de tipo ablativos que son aquellos que logran penetrar y remover desde las capas más superficiales de la piel (epidermis) hasta algunas más profundas (como la dermis) según la potencia y parámetros utilizados en la sesión. Esto permite no solo tratar lesiones superficiales, si no también generar un efecto térmico que estimula la producción de colágeno y elastina. Algunos de los más conocidos son el láser CO2 o de dióxido de carbono y el láser Erbio. El otro tipo de sistemas son los no ablativos o fuentes de luz, que tienen la capacidad de llegar a tejidos profundos sin retirar ninguna capa de la piel pero estimulando también la formación de nuevo colágeno.
Un ejemplo de tratamiento no ablativo, es la luz intensa pulsada (IPL) que su blanco principal es la melanina y la hemoglobina presente en los tejidos, lo que permite de manera controlada, tratar y mejorar muchos aspectos de la piel con mínimas modificaciones en sus parámetros de uso. Las principales indicaciones para este tipo de tratamiento son las lesiones pigmentadas que ocurren por la edad y la exposición solar, condiciones como acné, rosácea, pequeños vasos, arrugas finas y hasta remoción del pelo. A largo plazo, este procedimiento ha demostrado ser efectivo en envejecimiento debido al estímulo que produce sobre las fibras de colágeno y elastina, haciéndolo ideal no solo para mejorar la apariencia de la piel si no la textura, el tono y la uniformidad. Además, en zonas en las cuales se quiere eliminar el pelo puede mejorar la pigmentación del área gracias a la capacidad que tiene de concentrar energía en el pigmento.
Para lograr resultados son requeridas varias sesiones, normalmente en intervalos de 20-30 días. Los efectos secundarios más comunes son enrojecimiento posterior a la sesión y/o ligero edema. Algunos más serios que van a depender del tipo de piel y los cuidados posteriores en casa pueden ser, los cambios de coloración como hipo o hiperpigmentaciones, que se pueden evitar usando medidas de protección como gafas, gorra, sombrilla, sombrero y protector solar, además de evitar al máximo la exposición directa al sol, ingresar a saunas, turcos o piscinas, por al menos 20 días posteriores al tratamiento. Es importante también evitar cámaras bronceadoras o broncearse en general aproximadamente 3 semanas previas a una sesión, esto debido a que si la piel está más “oscura” se aumenta el riesgo de quemaduras.
Antes de hacer algún procedimiento, se debe siempre realizar una historia clínica detallada y una evaluación de las lesiones o áreas a tratar, con las que se pueda establecer un protocolo completo, pues el uso únicamente de esta tecnología no dará resultados tan satisfactorios como si se complementa con rutinas en casa u otras técnicas o equipos. Además, la persona idónea para manejar el equipo y realizar cualquiera de estos procedimientos es un médico que conozca a profundidad al paciente, sus requerimientos y necesidades, de las recomendaciones de cuidado pre y post tratamiento y esté atento a manejar cualquier complicación que se pueda presentar.
RECUERDA QUE: En innovación médica contamos con productos especializados para la piel que pueden complementar siempre tus tratamientos. Pregúntale a tu médico siempre cuál producto es el más indicado para ti y cuando deberías usarlo.
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