El envejecimiento es un proceso complejo en el que se involucran múltiples factores. En lo que al rostro respecta, es producto de cambios estructurales y funcionales del esqueleto óseo, los músculos, los cojinetes grasos y la piel. Este da inicio sobre los 20-25 años con disminución y posterior pérdida de producción de colágeno y fibras elásticas y con la aparición de marcas y daño producto de factores extrínsecos como la exposición a la radiación. 

Para abordar de manera eficiente cada uno de los cambios que se van produciendo es fundamental entender las características de cada proceso, y poder anticiparse y diseñar estrategias para envejecer de la mejor manera posible, o lo que en los últimos tiempos se ha denominado “envejecimiento positivo”. En términos generales, este se centra en 3 grandes estrategias, mantener una adecuada calidad de piel, prevenir y manejar la flacidez y reponer el volumen que se pierde como consecuencia de la remodelación de las estructuras óseas, la degradación y por lo tanto adelgazamiento de los cojinetes grasos, y la flacidez de la musculatura, todo sumado al efecto de la gravedad. 

Cuando se hace referencia a armonización facial, estamos hablando de un conjunto de técnicas, procedimientos y tecnologías que se usan combinadas para dar simetría al rostro, mejorar y/o transformar alguna facción. En este sentido en el momento en el que más se aplica es en los procesos de envejecimiento, por eso su gran auge en los últimos tiempos.

Dentro de este abordaje, están aquellos procedimientos que son preventivos y aquellos que son correctivos. En cuanto a la calidad de la piel, la estrategia preventiva por excelencia es el uso de fotoprotector desde edades tempranas, pues la exposición a la radiación en las primeras etapas de la vida, es lo que da como resultado cambios de fotoenvejecimiento en la edad adulta. Lo cual se traduce en la aparición de manchas, pecas y cambios en la elasticidad de la piel que al final dan un aspecto más envejecido. También, se debe contar con una rutina de cuidado de piel adecuada para cada persona y sus condiciones particulares, que debería incluir un agente de limpieza específico para el tipo de piel, un producto hidratante, uno que otro producto con principios activos según la necesidad y otros específicos como el contorno de ojos. 

Otras estrategias incluyen los procedimientos inyectables. Si hablamos de la aparición de líneas de expresión el procedimiento por excelencia es la toxina botulínica, que evita la aparición de arrugas producto de la contracción marcada y sostenida de los músculos que dan las expresiones faciales, y permite suavizar las arrugas estáticas, es decir las que se marcan así no sé esté gesticulando. Es por esto que su aplicación puede hacerse de manera temprana con la intención de prevenir y en edades más avanzadas de manera correctiva, sin alterar la anatomía facial ni producir un efecto de voluminización. 

En cuanto a la pérdida de volumen y ese exceso de piel en el tercio inferior del rostro que lleva a que se pierdan las facciones características de la juventud, se cuenta con varias estrategias que combinadas son altamente efectivas y permiten lograr un rostro armónico en cada etapa de la vida. Una de las principales es el ácido hialurónico que es un relleno inyectable que permite reponer volumen, reposicionar los tejidos y de manera indirecta es neuromodulador. También, existen los bioestimuladores que son sustancias que buscan estimular la producción de colágeno y corregir la flacidez, tanto de la cara como de otras partes del cuerpo que reflejan la edad como el escote, el cuello y las manos. 

Respecto a la aparatología, existen varios dispositivos efectivos que tienen diferentes objetivos. Por ejemplo, se cuenta con tecnología láser que puede mejorar la apariencia de la piel, retirar lesiones y estimular la regeneración del tejido. También, encontramos la radiofrecuencia con o sin microagujas, el ultrasonido focalizado y otros que permiten mejorar la flacidez y dar soporte mediante la aplicación de un tipo de energía en las capas de la piel. Eso sin contar con muchos otros procedimientos y dispositivos no invasivos que pueden usarse dentro de un protocolo de armonización facial. 

Es muy importante que dentro de este concepto se resalta la necesidad de realizar un plan de tratamiento individualizado, es decir combinar múltiples tratamientos enfocados en las necesidades de cada persona. No se trata de realizar procedimientos aislados, que estén de moda o que alteren la belleza natural que tiene cada uno, se trata de diseñar un plan de acción de la mano de un profesional médico experto en el área. 

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